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Un estudio subraya la necesidad de tratar a los recién nacidos con infección por el VIH durante las 12 primeras semanas de vida

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Un trabajo realizado con recién nacidos demuestra que los que iniciaron el tratamiento durante las 12 primeras semanas de vida tenían un reservorio viral, que es la cantidad de virus que permanece latente dentro de las células, 6 veces más pequeño que los que empezaron la terapia a partir de la semana 12. El trabajo realizó el seguimiento de 23 niños nacidos con el VIH en España entre 2004 y 2009.

  • Los resultados destacan la necesidad del diagnóstico y tratamiento precoz de los recién nacidos, ya que un reservorio viral pequeño podría ayudar, en un futuro, a la hora de realizar posibles intervenciones médicas orientadas a la cura de la infección por el VIH. La terapia, sin embargo, debe mantenerse de forma continua, ya que el tamaño del reservorio aumenta en cuanto se abandona, aunque sea de forma temporal.
  • Aunque en España apenas existen casos de transmisión madre-hijo de la infección, en 2014 hubo en el mundo 220.000 nuevas infecciones por el VIH en niños, lo que supone más de 600 infecciones por día. En 2013, sólo el 42% de los recién nacidos expuestos al VIH fueron sometidos a test de diagnóstico durante los dos primeros meses de vida.
  • El estudio es fruto de la colaboración del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, impulsado conjuntamente por la Obra Social “la Caixa” y el departamento de Salut de la Generalitat de Catalunya, y el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, además de la contribución de múltiples servicios de pediatría españoles. 

Barcelona, 28 de julio de 2015. Un estudio realizado en niños que nacieron en España infectados por el VIH por transmisión vertical madre-hijo ha demostrado que iniciar el tratamiento antirretroviral (TAR) durante las 12 primeras semanas de vida reduce 6 veces el tamaño de los reservorios virales, siempre que el tratamiento se mantenga de forma ininterrumpida. Los reservorios virales son los virus que se mantienen latentes dentro de las células y despiertan cuando se interrumpe la terapia, por lo que reducir su tamaño sería beneficioso a la hora de implementar futuras estrategias médicas orientadas a la cura de la infección por el VIH. El trabajo,publicado en la revista norteamericana Clinical Infectious Diseases, ha sido coordinado por investigadores del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, impulsado conjuntamente por la Obra Social “la Caixa” y el departamento de Salut de la Generalitat de Catalunya, y del hospital Gregorio Marañón de Madrid. En el estudio han colaborado múltiples servicios de pediatría coordinados en la Red Española de Investigación en Sida. 

Inicialmente, la potencial toxicidad de los tratamientos hizo que la administración del TAR a los niños sólo se recomendara cuando éstos empezaban a mostrar síntomas de la infección o su recuento de células T CD4 (las células diana del virus) descendía por debajo de un nivel que podía considerarse potencialmente peligroso para su salud. Sin embargo, durante los últimos años múltiples estudios han sugerido el beneficio de empezar el tratamiento de forma temprana, por lo que las guías internacionales recomiendan actualmente iniciar la terapia durante el primer año de vida, independientemente de si el niño presenta síntomas clínicos o de su recuento de células T CD4. El estudio publicado en Clinical Infectious Diseases se diseñó para comprobar si iniciar el TAR durante las primeras 12 semanas sería más beneficioso que esperar al periodo entre la semana 12 y la 54.

El trabajo incluyó a 23 niños nacidos con infección perinatal por el VIH en diferentes hospitales españoles entre 2004 y 2009. Se distribuyeron en dos grupos: 14 que habían iniciado la terapia durante las 12 primeras semanas de vida, y 9 que lo habían comenzado entre la semana 12 y la 54. Tras medir con técnicas moleculares de última generación la cantidad de células que albergaban ADN viral en su interior, los resultados indican que los niños del primer grupo establecieron reservorios virales 6 veces más pequeños que los del segundo grupo. Aunque aún se está investigando la importancia que pueden tener los reservorios a la hora de aplicar tratamientos encaminados a una cura funcional de la infección por el VIH, los científicos coinciden en que la limitación de tamaño podría jugar un papel clave a la hora de conseguir que el virus no replique al suspender el tratamiento, lo que podría definirse como “cura funcional”. Hoy en día, y gracias a que las terapias actuales permiten igualar la esperanza de vida de las personas portadoras y las no portadoras del VIH, “los niños son los mejores candidatos para poder beneficiarse, en un futuro, de posibles intervenciones médicas orientadas a la cura”, asegura Javier Martínez-Picado, investigador ICREA y jefe del grupo de Retrovirología y Estudios Clínicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa. 

 

Nuevas infecciones en niños

Los resultados resaltan la importancia de que las pruebas de seropositividad se efectúen de la manera más rápida posible y de administrar terapia inmediata en cuanto se diagnostique la infección por el VIH en un recién nacido. En España, gracias a la obligatoriedad de realizar el test de VIH a todas las embarazadas y a la administración del TAR para evitar la transmisión durante el embarazo y el parto, apenas hay casos de bebés infectados (según datos del Registro Nacional de Casos de Sida, en 2013 hubo en España 10 casos de transmisión madre-hijo). Sin embargo, los resultados del estudio son especialmente importantes de cara a la administración de los tratamientos en África, Asia o Europa del Este, donde siguen ocurriendo nacimientos de niños con VIH y donde la situación económica puede inducir a plantear un retraso del TAR mientras los pequeños presenten un buen estado de salud. 

Según datos del informe How AIDS changed everything (Cómo el sida lo cambió todo), publicado por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/Sida ONUSIDA durante este mes de julio, en 2014 hubo 220.000 nuevas infecciones por el VIH en niños, 190.000 de ellas en el África subsahariana. Esto supone más de 600 nuevas infecciones por día. El informe también destaca que, en 2013, sólo el 42% de los recién nacidos expuestos al VIH fueron sometidos a test de diagnóstico durante los dos primeros meses de vida. Esto supuso que la mitad de los niños nacidos con la infección murieran antes de cumplir los dos años debido a la falta de tratamiento, con un pico de mortalidad situado entre las semanas 6 y 8 de vida.

 

Interrupción del tratamiento

Al mismo tiempo, los científicos también estudiaron el efecto de la interrupción del TAR en el tamaño del reservorio, mediante el seguimiento de 3 niños que lo suspendieron temporalmente, y 9 que lo mantuvieron de forma constante. En ocasiones, la medicación en niños puede ser interrumpida de forma temporal si el paciente presenta una carga viral indetectable y un buen estado de salud, para así evitar su posible toxicidad. Al mismo tiempo, y especialmente cuando los niños llegan a la adolescencia, puede haber una disminución en el control de los padres o un rechazo del propio paciente a seguir la terapia. 

Los resultados demuestran que, en cuanto el TAR fue interrumpido, los reservorios se llenaron rápidamente. “Esto significa que las interrupciones de tratamiento pueden contrarrestar los beneficios de iniciar la terapia al poco de nacer - explica Martínez-Picado-. El VIH replica relativamente rápido en niños. Y cuanto más rápido replica, mayor es el tamaño del reservorio. No está claro el origen del rebote viral, y la ampliación de los reservorios podría ser irreversible”. 

 

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